Comentario
De la provincia de los Canas y de los que dicen de Ayavire, que en tiempo de los ingas fue, a lo que se tiene, gran cosa
Luego que salen de los Canches, se entra en la provincia de los Canas, que es otra nación de gente, y los pueblos dellos se llaman en esta manera: Hatuncana, Chicuana, Horuro, Cacha, y otros que no cuento. Andan todos vestidos, y lo mismo sus mujeres, y en la cabeza usan ponerse unos bonetes de lana, grandes y muy redondos y altos. Antes que los ingas los señoreasen tuvieron en los collados fuertes sus pueblos, de donde salían a darse guerra; después los bajaron a lo llano, haciéndolos concertadamente. Y también hacen, como los canches, sus sepulturas en las heredades, y guardan y tienen unas mismas costumbres. En la comarca destos canas hubo un templo a quien llamaban Aconcagua; es donde sacrificaban conforme a su ceguedad. Y en el pueblo de Chaca había grandes aposentos hechos por mandato de Topainga Yupangue. Pasado un río está un pequeño cercado, dentro del cual se halló alguna cantidad de oro, porque dicen que a comemoración y remembranza de su dios Ticeviracocha, a quien llaman hacedor, estaba hecho este templo, y puesto en él un ídolo de piedra de la estatura de un hombre, con su vestimenta y una corona o tiara en la cabeza; algunos dijeron que podía ser esta hechura a figura de algún apóstol que llegó a esta tierra; de lo cual en la segunda parte trataré lo que desto sentí y pude entender, y la que dicen del fuego del cielo que abajó, el cual convirtió en ceniza muchas piedras. En toda esta comarca de los Canas hace frío, y lo mismo en los Canches, y es bien proveída de mantenimientos y ganados. Al poniente tiene la mar del Sur, y al oriente la espesura de los Andes. Del pueblo de Chicuana, que es desta provincia de los Canas, hasta el de Ayavire habrá quince leguas, en el cual término hay algunos pueblos destos canas, y muchos llanos, y grandes vegas bien aparejadas para criar ganados, aunque el ser fría esta región demasiadamente lo estorba; y la muchedumbre de hierba que en ella se cría no da provecho si no es a los guanacos y vicunias. Antiguamente fue (a lo que dicen) gran cosa de ver este pueblo de Ayavire, y en este tiempo lo es, especialmente las grandes sepulturas que tiene, que son tantas que ocupan más campo que la población. Afirman por cierto los indios que los naturales deste pueblo de Ayavire fueron de linaje y prosapia de los canas, y que inga Yupangue tuvo con ellos algunas guerras y batallas, en las cuales, demás de quedar vencidos del Inga, se hallaron tan quebrantados, que hubieron de rendírsele y darse por sus siervos, por no acabar de perderse. Mas como algunos de los ingas debieron ser vengativos, cuentan más: que después de haber con engaño y cantela muerto el Inga mucho número de indios de Copacopa y de otros pueblos confinantes a la montaña de los Andes, hizo lo mismo de los naturales de Ayavire, de tal manera que pocos o ninguno quedaron vivos, y los que escaparon es público que andaban por las sementeras llamando a sus mayores, muertos de mucho tiempo, y lamentando su perdición con gemidos de gran sentimiento de la destruición que por ellos y por su pueblo había venido. Y como este Ayavire está en gran comarca y cerca dél corre un río muy bueno, mandó inga Yupangue que le hiciesen unos palacios grandes, y conforme al uso dellos se edificaron, haciendo también muchos depósitos pegados a la falda de una pequeña sierra, donde metían los tributos; y como cosa importante y principal, mandó fundar templo del sol. Hecho esto, como los naturales de Ayavire faltasen por la causa dicha, inga Yupangue mandó que viniesen de las naciones comarcanas indios con sus mujeres (que son los que llaman mitimaes), para que fuesen señores de los campos y heredades de los muertos, y hiciesen la población grande y concertada junto al templo del sol y a los aposentos principales. Y dende en adelante fue en crecimiento este pueblo, hasta que los españoles entraron en este reino; y después, con las guerras y calamidades pasadas, ha venido en gran diminución, como todos los demás. Yo entré en él en tiempo que estaba encomendado a Juan de Pancorbo, vecino del Cuzco, y con las mejores lenguas que se pudieron haber se entendió este suceso que escribo. Cerca deste pueblo está un templo desbaratado, donde antiguamente hacían los sacrificios; y tuve por cosa grande las muchas sepulturas que están y se parecen por toda la redonda deste pueblo.